El parto es un momento en el que tienen lugar numerosas conmociones físicas y psicológicas.No sentirse en su mejor momento cuando se supone que «se tiene todo para ser feliz», es preocupante, y puede llevar a culpabilizar. Sin embargo, estos estados de depresión son frecuentes. Es el baby blues o la leve depresión post parto.
Debido a la falta de información y como resultado de reacciones hormonales, estos cambios intensos pueden convertirse en una gran fuente de preocupación.
Este estado es pasajero y existen soluciones para superarlo. Descúbrelas !!!!.
No te preocupes, todas estas reacciones son pasajeras.
¡Que no te entre el pánico!
Tu baby-blues no acaba de pasar y sigues sin sentirte bien?. Puede que se trate del comienzo de una depresión post parto.
Los síntomas son diferentes y mas graves. Pero al igual que el baby blues, existen soluciones para vencer este malestar persistente y poder disfrutar plenamente de tu hijo.
Si esta situación se prolonga, puede tratarse de una depresión post parto. No siempre resulta fácil comprender este malestar. Al identificar tu problema y adoptar las buenas reacciones, las cosas retomarán su ritmo y tu baby blues no será más que un mal recuerdo.
Se trata de una situación banal… y sin embargo es un auténtico malestar, un momento deprimente: el baby blues afecta a un 85 % de las madres, y sin embargo no es una enfermedad. Generalmente desaparece tan deprisa como aparece. Generalmente desaparece tan deprisa como aparece.
Pero ¿En que consiste realmente esta leve depresión?
El nacimiento es un acontecimiento emocionante, tanto físicamente como psicológicamente. Los cambios de comportamiento son por tanto considerables.
Los síntomas del baby blues varían de una mujer a otra provocando reacciones inesperadas. Para la mayoría de las mamás que acaban de dar a luz, tan sólo se trata de un estado pasajero que dura sólo unos días, una semana como mucho. Las cosas se arreglarán enseguida, a medida que el organismo recupere su equilibrio hormonal.
No debes dudar en decir lo que pasa por tu cabeza, en comentar los sentimientos negativos que te preocupan. El personal de la maternidad está ahí para ayudarte… y cuenta con una gran experiencia. No dudes en hablar, llorar, expresarte, todo es bueno para que te sientas mejor.
Contarás con la escucha y los consejos apropiados de los médicos, matronas, enfermeras, puericultoras…
Solicita el apoyo de tu entorno, sobre todo pide a tu pareja que te ayude. Tus amigas, tus hermanas y tu madre pueden resultarte de gran ayuda.
De regreso a casa, es posible que te sientas frágil de nuevo. La vuelta a vida cotidiana, la preocupación de encontrarte sola con el bebé, el cansancio y las noches sin dormir… son muchas las razones que pueden provocar un leve estado depresivo. Son las mismas causas, así que emplea los mismos remedios: habla, pide ayuda para tu bebé (pide que te lo cuiden durante un par de horas, para ir a hacer algunas compras o ir a la peluquería por ejemplo).
Si sientes que las cosas no mejoran al cabo de dos semanas una vez que has vuelto a casa, consulta a tu médico. Él podrá decirte si necesitas un tratamiento pasajero, o el apoyo de una psicoterapia: el nacimiento de un niño puede provocar la reactivación de dificultades psicológicas anteriores (relaciones con tu propia madre por ejemplo), y puede necesitar un tratamiento en profundidad, que te ayudará a encontrar tu propio papel de madre.
Desde | Perspetiva ciudadana en Mamás y Bebés, tu web de maternidad
La nota fue extraida del link anterior. Si tienes dudas o sugerencias sobre derecho de autor favor de remitirse a la liga mencionada con anterioridad.
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