A los 10 años fue víctima de abuso. A los 11 será madre. Ella es una de los 11 mil casos de embarazo en menores de edad.Le preguntó: ¿Tienes novio?, Amalia, acostada y con el vientre descubierto, contestó: “No, no tengo novio”. Entonces, ¿cómo es que estás embarazada?, le dijo la ginecóloga al hacerle el ultrasonido. “No, no estoy embarazada”, insistía la niña de 10 años.
Con el amplificador de sonido, los latidos del corazón del bebé de 14 semanas se empezaron a escuchar en la habitación. La madre de la menor, Zeida Morales Vázquez, quien se convertirá en abuela de 27 años, soltó el llanto. “Amalia ni se alegró, ni se puso triste, sólo me miraba”, cuenta Zeida desde Chetumal, en entrevista telefónica con KIOSKO.
Amalia, que el martes cumplió 11 años, es parte de las estadísticas que señalan que 17% del total de nacimientos en México se presentan en adolescentes.
Carlos Welti, demógrafo de la UNAM, refiere que, según las cifras recientes del INEGI, en 2008 se registraron 11 mil 530 nacimientos en niñas de 14 años o menos. “Es un cálculo conservador”, dice, pues no todos son registrados.
El shock de la noticia
El cuadro no es alentador. El pasado 17 de marzo Zeida se enteró del embarazo de su hija, unos días después denunció el abuso ante el Ministerio Público. “Me sentí enojada y decepcionada de mí, pero también del padrastro de mis hijos, porque Amalia lo señaló como el violador. Tuve mucha rabia pero he asistido a terapia, estoy más tranquila”.
Hoy a las 17 semanas de gestación, Zeida la próxima joven abuela ya se siente emocionada. Por un ultrasonido sabe que Amalia tendrá una niña, a la que han decidido llamar Alejandra.
“La espero como si fuera mi hija; además, la cuidaré. Ya está bien formadita. No dejó ver su sexo a la primera; metía su manita rapidito para taparse, pero cuando Amalia vio que esperaba una niña, se alegró bastante”, dice Zeida.
Los riesgos físicos
De acuerdo con la ginecóloga adscrita al Hospital General de México, María Eugenia González Morales, un embarazo en menores de 18 años implica riesgos debido que l a mujer no ha alcanzado el desarrollo óseo, ni la masa mineral máxima, y hay una relativa inmadurez del canal del parto.
Entre las complicaciones más frecuentes están la anemia, las infecciones bacterianas graves, el parto prematuro, el parto obstruido y prolongado, la desproporción céfalo-pélvica, la muerte fetal y la formación de fístulas recto-vaginales o cisto-vaginales.
“La mortalidad relacionada con el embarazo y el parto es de dos a cinco veces más alta en mujeres menores de 18 años de edad que entre las de 20 a 29”. Además, en etapas muy tempranas de embarazo o muy tardías puede haber desarrollo de síndromes como el Down.
A Zeida le dijeron que Amalia necesitaba comer muchas frutas, verduras y pescados, pues padecía un cuadro de anemia. Hace unos días los médicos le dieron el último reporte: su hija va muy bien y la nieta nacerá por cesárea.
El abuso sexual
Pero además del desequilibrio fisiológico y psicológico que implica ser madre-niña, Amalia de 11 años, enfrentará las complicaciones emocionales del abuso, las que se agravan con la presunción de que su padrastro abusó de ella.
Según cifras del Unicef y de Salud estatal, en Quintana Roo prácticamente se triplican los casos de abuso sexual, junto a otras entidades. En 2009, 881 menores resultaron embarazadas por violación, y este año por ese motivo ya suman 458 los embarazos de adolescentes.
—¿Qué siente al saber que su pareja fue quien abusó de su hija?
—Es que no sabemos muy bien si es él o no; estamos esperando pruebas.
—¿Usted no le cree a su hija?
—Esta por dudarse. Tengo muchas dudas, pero no sé. Acabo de visitar en la cárcel a mi esposo y él dice que no le hizo nada a la niña, que no es culpable y que está dispuesto a hacerse una prueba de ADN para probar que es inocente.
No obstante, Zeida dice que quiere justicia para su hija y que pague la persona que responsable “sea quien sea”.
Según la Asociación para el Desarrollo Integral de Personas Violadas (Adivac), la violencia sexual de menores se da en 6 de cada 10 niños, de los que 80% son atacados por conocidos o familiares.
Verenice Ortega, terapeuta de niños abusados sexualmente, asegura que para que Amalia lleve con buena salud mental su embarazo y maternidad, es necesario que se mantenga en terapia casi hasta los 15 años, pues además de que apenas está en el reconocimiento de su cuerpo y se le cortará su etapa de infancia y adolescencia, los niños violados siempre enfrentan un estigma social.
Cada que Zeida piensa en el abuso le da coraje. Intenta explicarse el momento en que la descuidó. No se siente tranquila y, además, el padre biológico de Amalia le echa la culpa por “irresponsable”.
Desde | El Universal
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4 comentarios:
que historia..... yo creo que no le permitiría a mi hija, con 11 años seguir con el embarazo, es que ni siquiera es adolescente todavía!!!
Que triste...
waaaoooo, xd es una historia super triste. Cibeles24, me parece k seria mejor una ponerse del lado de la madre y ver las cosas como ella la ve.
Cibeles, es un tema controversial
clarivel, ponerte en lugar d euna mujer que no cuidó a su hija y que defiende al violador? creo q no leiste bien...
Yo la verdad que no dudaría ni un minuto de la palabra de mi hijo y menos en una situación de este tipo....no sé si (en caso de tener una hija y estar en esa situación) dejaría avanzar el embarazo, soy totalmente en contra del aborto, pero si la salud de mi hija peigra, ni modo...y si lo dejara seguir asumiría total responsabilidad del bb como hijo mío
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