Los padres tal vez quieran que sus hijas crezcan para ser astronautas y que sus hijos algún día compartan de forma justa la atención de los hijos y las tareas del hogar, pero un estudio reciente sugiere que ciertas preferencias de sexo estereotípicas se arraigan incluso antes de que la mayoría de bebés pueda caminar.
Cuando se les presentaron siete juguetes distintos, los chicos de hasta apenas nueve meses eligieron el coche, la excavadora y la pelota de fútbol, mientras ignoraban los peluches, la muñeca y el juego de cocina.
¿Y las chicas? Sí, lo adivinó. A la misma edad, estaban más interesadas en la muñeca, el peluche y la olla, cuchara y verduras plásticas en miniatura.
"Los chicos siempre prefirieron los juguetes que actúan o se mueven, y las chicas los que promueven características nutricias y faciales", señaló la autora del estudio Sara Amalie O'Toole Thommessen, estudiante universitaria de la Universidad de la Ciudad de Londres.
Entonces, ¿significa esto que los chicos y las chicas tienen preferencias innatas por ciertos tipos de objetos? ¿O afecta la socialización (o sea, la influencia de los padres y la cultura en general) las elecciones de juguetes de los niños muy pronto en la vida?
Es demasiado pronto para descartar cualquiera de ambas posibilidades, señaló Walter Gilliam, director del Centro Edward Zigler de desarrollo infantil y políticas sociales de la Universidad de Yale.
"Una de las cosas que hemos aprendido sobre los bebés durante los muchos años que los hemos estudiado en que son esponjas increíbles y aprenden muchísimas cosas en esos nueve meses", afirmó Gilliam.
El estudio debía ser presentado el viernes en la conferencia anual de la British Psychological Society, en Stratford-upon-Avon.
En los 70 y los 80, hubo mucho interés en el debate de "naturaleza" versus "crianza", y los investigadores del desarrollo llevaron a cabo muchas investigaciones sobre las diferencias de sexo durante el juego. Sin embargo, la mayoría de estudios no fueron concluyentes, y el interés se desvaneció, apuntó Thommessen.
Al mismo tiempo, los roles dentro del hogar se volvían más fluidos. Los padres atendían más a los niños, y las mujeres trabajaban más y en una mayor variedad de trabajos fuera del hogar, aunque el mercadeo de los juguetes infantiles siguió siendo muy estereotípico.
Este último estudio incluyó a 83 niños de nueve meses a tres años de edad que fueron observados mientras jugaban por tres minutos. Se anotó el tiempo que pasaban tocando o jugando con cada objeto.
Los investigadores eligieron juguetes al encuestar a 300 adultos sobre el primer juguete que les llegaba a la mente cuando pensaban sobre un niño o una niña. Alrededor del 90 por ciento dijo "coche" para el niño y "muñeca" para la niña, y los demás mencionaron los otros juguetes.
A los niños también se les ofrecieron un peluche color rosa y uno azul. "Nos interesaba bastante ver si los chicos tenían una preferencia de color, pero no mostraron ningún interés por los peluches, en lo absoluto", comentó Thommessen.
Las preferencias específicas al sexo se hicieron aún más pronunciadas a media que aumentaba la edad de los niños. Para cerca de los 27 meses a 36 meses de edad, las niñas pasaban alrededor del 50 por ciento de su tiempo jugando con la muñeca, y ya no les interesaba tanto el peluche, que les había interesado cuando eran más pequeñas, ni ningún otro objeto. Los chicos pasaban 87 por ciento del tiempo con el coche y la excavadora, ignorando incluso la pelota.
El hallazgo plantea la posibilidad de una base biológica para la elección de juguetes. Un estudio de 2001 encontró que incluso los chicos de un día de edad pasaban más tiempo observando opciones mecánicas con movimiento que las niñas de la misma edad, que pasaban más tiempo observando rostros.
Pero nunca se debe subestimar el impacto de la socialización, señaló Gilliam. Los estudios han demostrado que los padres y otros interactúan de forma distinta con los bebés de cada sexo, casi desde el momento en que nace, apuntó Gilliam.
Incluso cuando son bebés, los padres tienden a fomentar un juego más activo con los de sexo masculino, haciéndoles cosquillas o tocándolos, mientras que tienden a sostener a las niñas de forma más cercana. También se ha observado que los padres pasan más tiempo hablando con las niñas que con los niños.
A medida que crecen, estudios han demostrado que a los niños se les exhorta a explorar su ambiente de forma más activa, mientras que a las niñas se les anima a jugar de forma más calmada.
"Incluso si su chico prefiere jugar con un camión, asegúrese de hablarle y enseñarle sobre la crianza", aconsejó Gilliam. "Y aunque las chicas jueguen con muñecas, de vez en cuando tírele una pelota o llévela a correr. Expóngalos a todas las posibilidades distintas, y permita que elijan".
Y tenga en cuenta lo mucho que puede estar dejando que sus propias ideas estereotípicas influencien la crianza.
En el estudio, los investigadores no encontraron asociaciones entre los puntos de vista reportados de los padres sobre los juguetes adecuados para el sexo para los niños, o los roles de los padres en el hogar, y los juguetes elegidos por los niños. En otras palabras, los papás que no participaban en el trabajo del hogar y las mamás que tenían trabajos de alto nivel fuera del hogar eran igual de propensos a tener hijas que elegían muñecas e hijos que elegían coches y camiones.
Pero Gilliam recuerda una familia que llevó a su pequeño hijo a verlo. Había muchos juguetes en el suelo, y el niño eligió una figurita de plástico. "La mamá dijo 'Oh, quiere jugar con muñecas'. Y el padre contestó, 'No está jugando con muñecas. Son figuras de acción'".
Desde | HealthDay News/DrTango
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