Las mujeres que sangran al comienzo del primer embarazo, pero que no lo pierden, tienen más riesgo de sufrir complicaciones en el siguiente embarazo.
Eso sugiere que los médicos deberían controlar cuidadosamente a las embarazadas con sangrado vaginal en el primer trimestre, concluyó el equipo de Jakob Alexander Lykke, de Roskilde Hospital, en Roskilde.
La mitad de las embarazadas con sangrado precoz sufre un aborto a las 20 semanas de gestación; las que sangran, pero no pierden el embarazo, tienden a sufrir complicaciones.
En un nuevo estudio, los autores investigaron si ese riesgo se extiende al siguiente embarazo.
Analizaron las historias clínicas de unas 800.000 mujeres en Dinamarca que habían tenido a su primer bebé entre 1978 y el 2007, y a un subgrupo de 540.000 de ellas que habían tenido a su segundo hijo en el mismo período.
El 2 por ciento de ambos grupos había sangrado en el primer trimestre. De ellas, el 6 por ciento tuvo a sus bebés entre las semanas 32 y 36 de gestación, a diferencia del 4 por ciento de las que no habían sangrado.
Un bebé a término es el que nace a partir de la semana 37.
El parto muy prematuro (entre la semana 28 y la 31) también fue más común en las mujeres que habían sangrado que en las que no habían sangrado (0,3 v. 0,9 por ciento).
Lo mismo ocurrió con la complicación llamada desprendimiento prematuro de la placenta (1 v. 1,4 por ciento).
Además, el 6 por ciento de las mujeres con sangrado en el primer trimestre y el 5 por ciento de las mujeres sin sangrado sufrieron ruptura prematura de membrana (la bolsa se rompe antes de que comience el trabajo de parto en una mujer con por lo menos 37 semanas de gestación).
Según el equipo, las mujeres que sangran en el primer trimestre del primer embarazo, pero no en el segundo, seguían con alto riesgo de tener parto prematuro o ruptura prematura de membrana en el segundo embarazo.
El 8,2 por ciento de esas mujeres tuvo bebés entre las semanas 32 y 36, a diferencia del 2,2 por ciento de las mujeres sin sangrado; los riesgos de parto prematuro para esos dos grupos fueron del 4,8 y del 2,7 por ciento, respectivamente.
El 4 por ciento de las mujeres que habían sangrado en el primer trimestre del primer embarazo tuvo ruptura prematura de membrana en el segundo embarazo, comparado con el 3 por ciento de las mujeres que no habían sangrado.
El equipo concluyó que el sangrado en el embarazo, el parto prematuro, el desprendimiento de la placenta y la ruptura prematura de membrana estarían interconectadas y serían clave para conocer sus causas subyacentes.
Desde | Reuters Health
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