Los niños que crecen con un perro en el hogar tendrían un alto riesgo de desarrollar asma si están expuestos también al humo de cigarrillo de segunda mano o al dióxido de nitrógeno.
En un nuevo estudio, los niños expuestos al gas tóxico y al alergeno de los perros en el primer año de vida eran casi 5 veces más propensos a tener asma a los 7 años que los niños sin esas dos exposiciones. En tanto, la combinación del humo de segunda mano más el alergeno canino casi triplicó ese riesgo.
La mayoría de los estudios disponibles se ocuparon de los factores de riesgo individualmente. Pero, en el mundo real, la población está expuesta a muchas sustancias, apuntó en European Respiratory Journal el equipo de Chris Carlsten, del Vancouver General Hospital, en British Columbia, Canadá.
Para conocer la interacción entre esas sustancias, el equipo estudió a 380 niños con un alto riesgo de desarrollar asma, que tenían por lo menos un familiar cercano con la enfermedad o por lo menos dos con alergia. A todos los habían controlado desde la infancia.
Los niños y sus familias habían participado en un estudio para conocer si la reducción de la exposición a factores potencialmente promotores de alergias, como polvo del hogar y humo de segunda mano, disminuiría el riesgo de desarrollar asma o alergias.
Los autores compararon la exposición infantil a alergenos caninos, humo de segunda mano (según la medición de cotinina, un desecho de la nicotina, en la orina y en el cordón umbilical al nacer) y dióxido de nitrógeno, un gas presente en los escapes de los automóviles y el humo de combustible quemado.
A los 7 años de edad, 71 niños (19 por ciento) tenían asma y 141 (casi 41 por ciento) una "hiperreactividad bronquial", que ocurre cuando las pequeñas ramificaciones aéreas se estrechan demasiado ante un estímulo (como el aire frío), dificultando la respiración.
Tener un perro fue lo único que aumentó el riesgo de desarrollar asma de manera independiente. La exposición individual a las sustancias contaminantes en el aire no tuvieron el mismo efecto.
Aun así, las combinaciones de las exposiciones aumentaron el riesgo de sufrir la enfermedad. Por ejemplo, los niños de 7 años que habían convivido con un perro en la infancia y habían estado expuestos a dióxido de nitrógeno eran 4,8 veces más propensos a ser asmáticos que el resto.
Y la combinación de la exposición al alergeno canino con el humo de cigarrillo de segunda mano aumentó el riesgo 2,7 veces.
La probabilidad de sufrir la enfermedad respiratoria fue aún mayor para el subgrupo de niños con atopía, una tendencia hereditaria a desarrollar enfermedades alérgicas, como eczema, rinitis alérgica o asma.
En esos niños, la exposición temprana al humo de segunda mano triplicó el riesgo de desarrollar hiperreactividad bronquial.
Se desconoce el mecanismo por el que esas exposiciones aumentarían el riesgo de desarrollar asma, pero el equipo opinó que el gas y las partículas podrían dañar el revestimiento de las paredes internas de las vías aéreas, provocando inflamación.
Desde | Reuters Health
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