lunes, 29 de agosto de 2011

Los padres podemos ayudar ante el impacto del regreso a clases

Para los niños, el final del verano puede representar un abrupto final a la costumbre de quedarse despiertos hasta tarde y levantarse al mediodía. También señala el inicio de nuevos desafíos y tal vez un caso de nerviosismo por regresar a clases.

Independientemente de que su hijo sea un niño de preescolar o un adolescente, cierta ansiedad el primer día de escuela es normal. Los expertos aseguran que lo ideal es que los padres sepan aliviar el estrés de sus hijos y manejar sus propias expectativas para el año que comienza.

Los padres no deben actuar de forma exagerada, aunque los niños tengan una transición problemática. "Los niños tienen que afrontar esos sentimientos incómodos", aseguró Christine Kodman-Jones, psicóloga clínica de Bala Cynwyd, Pensilvania. "Da miedo, pero si persisten y lo logran, eso muestra una fortaleza y resistencia reales".

El importante cambio en la rutina, además del temor a lo desconocido, es suficiente para que los niños estén nerviosos sobre el primer día de la escuela, apuntó Ted Feinberg, ex director asistente ejecutivo de la Asociación Nacional de Psicólogos Escolares (National Association of School Psychologists).

Sus inquietudes pueden ir desde preocupaciones sobre quién será su maestro a si serán suficientemente inteligentes como para que les vaya bien. Los niños más pequeños y los preescolares podrían sufrir de ansiedad de separación cuando llega el momento de dejar a sus padres, o preocuparse por ir en autobús o poder encontrar el baño, apuntó Kodman-Jones.

Kodman-Jones recomendó que los padres tomen las siguientes medidas para ayudar a sus hijos a afrontar la ansiedad:

Programe una visita. Permita a los niños pasear por la escuela antes del inicio de clases para que puedan conocer a sus maestros, ver sus aulas y jugar en el patio.
Hable sobre la nueva rutina. Muéstrese entusiasta e informe a sus hijos sobre lo que pueden esperar en un día escolar típico.
Comience la transición pronto. Establezca una hora más temprana para irse a la cama y ponga la alarma de forma que sus hijos puedan acostumbrarse a su horario escolar por adelantado.
Juegue a la escuela en casa. Si tiene hijos pequeños, juegue a ser maestro y hable sobre las reglas de la escuela.

Los padres también necesitan gestionar su propia ansiedad. "Los padres deben estar calmados y prestar apoyo. Su confianza es clave para los niños, sobre todo los que tienden a preocuparse", apuntó Kodman-Jones. "Los niños buscan estabilidad en sus padres, y se toman esa ansiedad muy personalmente".

Los padres también deben tener en cuenta que no están solos. Los maestros pueden ayudar a facilitar la transición. "Quiero que la escuela, y sobre todo mi aula, sean un 'lugar seguro'", afirmó Deborah Gsell, maestra de cuarto curso en Oak Ridge, Carolina del Norte.

"A medida que conocemos a nuestros estudiantes en los primeros días y semanas y saludamos a cada niño cada día, determinar a quién le irá bien en el día y quién podría tener un problema se convierte en algo casi automático", aseguró Gsell.

Los temores de un niño no desaparecen de un momento a otro, dijo Feinberg, que trabajó en escuelas de la parte alta de Nueva York como psicólogo escolar durante 32 años. "No hay una solución general para ningún aspecto de la vida. Establecer y comprender los patrones toma tiempo", dijo.

En general, la ansiedad por volver a la escuela desaparece tras el primer mes, dijo Kodman-Jones. Sin embargo, los niños que muestran ciertos síntomas, como problemas para dormir o dolores recurrentes de estómago, tal vez necesiten ayuda adicional de su maestro o consejero escolar, dijo. Otras señales de problemas incluyen sueños malos, falta de apetito o una conducta inusualmente testaruda o exigente, señaló.

Los adolescentes que cambian de secundaria o se dirigen a la universidad también pueden sufrir de ansiedad. "¿Encajaré?", o "¿Es mi ropa la adecuada?" son preocupaciones típicas, pero la nostalgia constante por el hogar o una incapacidad repentina para concentrarse pueden ser señal de un problema más grave.

"Los padres deben animar a estos adolescentes mayores, contándoles cómo superaron su propia nostalgia o incapacidad de concentrarse, y dejándoles saber que tienen fe en la capacidad del estudiante de primer año de que le vaya bien en su nuevo ambiente", aconsejó Samuel T. Gladding, profesor de consejería de la Universidad de Wake Forest en Winston-Salem, Carolina del Norte, en un comunicado de prensa de la universidad.

Participar en las actividades escolares con frecuencia ayuda a aliviar la transición de los estudiantes universitarios. "Los padres también pueden trabajar con el personal de vida estudiantil, como los asistentes de las residencias, para ayudar al estudiante universitario a encontrar actividades agradables como clubes de actividades al aire libre o un coro", dijo Gladding.

Desde | HealthDay News

La nota fue extraída del link anterior. Si tienes dudas o sugerencias sobre derecho de autor favor de remitirse a la liga mencionada con anterioridad.

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