No hay ninguna duda que las andaderas son motivo de placer para los niños, sobre todo al permitirles desplazarse con cierta libertad en una edad en la que todavía no pueden caminar. Los niños empiezan así a conocer el placer de la velocidad y de la independencia. Por otra parte, muchos padres consideran que su uso significa cierto alivio para ellos, al poder realizar algunas tareas sin tener que estar con el niño alzado para evitar su llanto por estar solo.
Se hicieron tan populares, que en algunos estudios hasta un 92 % de los padres reportaron que sus hijos menores de 1 año utilizaron andadera en algún momento.
Ha sido tanta la popularidad de las andaderas, que antes de decidir su uso casi nunca nos preguntamos si existe algún riesgo que podamos evitar, si el utilizarlas favorece o perjudica el desarrollo de los niños, cuál es la edad apropiada para su uso, y por cuanto tiempo al día debemos permitir que el niño permanezca en ellas.
Empecemos por los riesgos. En un estudio reciente realizado en el estado de Virginia, USA, se reportaron 65 niños que tuvieron que ser atendidos en el servicio de emergencia por accidentes significativos en relación con el uso de andaderas, la tercera parte de ellos con lesiones importantes tales como fractura de cráneo, quemaduras severas, fracturas de la columna y muerte. El 71% de estos niños tuvo el accidente al rodar escaleras abajo, el 21% por volcadura de la andadera y el resto por quemaduras al entrar el niño corriendo a la cocina o acercarse a la mesa. Un solo niño que fallezca por uno de estos accidentes, o que quede con lesiones permanentes, justifica que tomemos una actitud alerta ante el problema y realicemos las acciones preventivas enérgicamente.
El otro aspecto importante es el papel de la andadera en el desarrollo motor del niño. Existen estudios que demuestran que si la andadera se utiliza en niños muy pequeños y por muchas horas al día, se puede retrasar el desarrollo motor normal del niño. En los niños con problemas en el desarrollo, por ejemplo con parálisis cerebral infantil, el problema puede ser aún mayor, presentándose en ellos más contracturas y hasta luxaciones cuando utilizan la andadera.
Estos antecedentes nos obligan a hacer algunas recomendaciones muy concretas:
1. Compre siempre una buena andadera, que reúna las recomendaciones de las agencias federales sobre los requisitos de seguridad en su fabricación. Este cumplimiento generalmente se garantiza en una tarjeta o colilla incluida con la andadera.
2. Nunca use la andadera en niños menores de 6 meses, es mejor esperarse hasta después de los 8 meses, o hasta que el niño ya pueda sentarse solo.
3. No deje que el niño permanezca en la andadera por más de 2 horas al día. Entre más sobrepase este límite, mayor será el riesgo de que presente problemas en el desarrollo motor.
4. No permita que el niño entre a la cocina en la andadera. Evite así el riesgo de quemaduras.
5. Elimine los obstáculos en el suelo, tales como alfombras, que favorecen que las andaderas se vuelquen.
6. Nunca utilice las andaderas en un segundo piso sin poner una puerta o cualquier otro obstáculo efectivo en las escaleras. Recuerde que los accidentes más serios se presentan por rodar escaleras abajo.
7. Recuerde siempre que un niño en una andadera requiere de MAYOR vigilancia. Pensar que el poner un niño en una andadera implica menor responsabilidad y mayor libertad para los padres es un error. Nunca deje a los niños solos si decide utilizar las andaderas.
Gracias Dr. Elías J. F.
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