martes, 26 de febrero de 2008

Un 70% de los niños y adolescentes que padecen una depresión no están diagnosticados, según un estudio

Más de un 70% de los niños y adolescentes que padecen algún tipo de depresión o trastorno emocional no están diagnosticados correctamente y, por tanto, no reciben tratamiento, según datos extraídos de estudios realizados en Estados Unidos y que son extrapolables a España.

Esta es una de las principales conclusiones de la ponencia 'Intervenciones preventivas en la depresión infantil y juvenil', que presentará mañana la jefe del Servicio de Psiquiatría Infantil y Juvenil del USP Instituto Universitario Dexeus, Amaia Hervás, durante la XXII Jornada de Pedriatría Ambulatoria.

Según Hervás, hasta hace unos años ha habido una negación social a la existencia de la depresión infantil y, entre otros, éste sería uno de los motivos del infradiagnóstico. La tesis de esta especialista está reafirmada por los estudios de la catedrática de Psicología de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) Edelmira Domènech, quien afirma que la depresión en estas edades ha crecido hasta un 8% o 9% del conjunto de la población infantil.

Uno de los motivos principales de no llegar a realizar un diagnóstico es que los síntomas que presenta el niño son diferentes de los tipificados en adultos, sobre todo porque los niños "no verbalizan" la depresión.

Los expertos han establecido un protocolo de detección basado en cinco aspectos: niño buen estudiante que se vuelve desafiante y difícil; niño que muestra 'fobia escolar'; preocupaciones vinculadas a desastres y la muerte; desmoralización y falta de 'diversión', y quejas constantes con síntomas físicos que provocan continuas visitas al especialista.

Entre un 20% y un 50% de niños y adolescentes que padecen depresión o trastornos emocionales tienen una historia familiar de depresión. Si además, son hijos de padres con depresión, aumenta hasta un 50% la posibilidad de padecer. Otras causas son factores psicosociales, experiencias adversas en la infancia y la interacción genética y ambiental.

En un número considerable de casos, la depresión que se inicia antes de los 18 años persiste en la edad adulta, por ello la detección precoz es clave. Según Hervás, "el abordaje psicológico de estos casos es fundamental y actúa como complemento de los tratamientos farmacológicos que son eficientes en estas edades".

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