Si no puede dormir, si siente necesidad de mover las piernas, si siente alivio al moverlas, si es frecuente por la tarde-noche, puede que sufra el síndrome de las piernas inquietas. Se estima que en España hasta el 10% de la población esta afectado, la mitad mujeres, y de ellos el 2% necesitarán tratamiento. El problema es que muchos médicos de familia no lo diagnostican y ni los derivan al neurólogo.
La doctora Marta Blazquez, neuróloga de la unidad de trastornos del movimiento del Hospital Central de Asturias, explica que este trastorno afecta más a las mujeres y puede ocurrir a cualquier edad pero "a mayor edad más posibilidad de padecer este síndrome". Además, esta doctora añade que "hasta 2/3 de los afectados tienen un familiar que la padece". Este decir, que el síndrome de piernas inquietas tiene una fuerte predisposición genética.
El doctor Ángel Sesar, neurólogo de la unidad de trastornos del movimiento del Hospital Clínico de Santiago y vocal del grupo de trastornos del movimiento de la Sociedad Española del Neurología, añade que "ni antes ni ahora se diagnostican todos los casos". De hecho, hay estudios que indican que esta patología afecta al 10% de la población pero sólo diagnostican un 2%.
Esto es una lástima ya que existe un tratamiento eficaz y además, según la doctora Blazquez, "en pocos casos se precisa tratamiento porque algunas no son discapacitantes". Este problema debe empezarse a solucionar al especialista médico más apropiado. En este caso, al neurólogo. Pero "la gran mayoría se derivan al psiquiatra por nerviosismo" añade la doctora. Y a los neurólogos les llegan pocos casos aunque todavía es una gran desconocida.
El síndrome de piernas inquietas es una enfermedad poco conocida que provoca síntomas en las piernas poco antes de ir a dormir pero que mejoran temporalmente con el movimiento. En ocasiones afecta también a los brazos e incluso puede causar movimientos repentinos de las piernas y puede provocar insomnio.
Es un trastorno neurológico del movimiento caracterizado por la necesidad irresistible de mover las piernas y por sensaciones desagradables y molestas en las extremidades inferiores, generalmente muy molestas, y que algunos pacientes describen como dolorosas. Los pacientes a menudo describen las sensaciones del síndrome como quemantes, como si algo se les jalara o se les deslizara, o como si insectos treparan por el interior de sus piernas. Estas sensaciones, a menudo llamadas parestesias (sensaciones anormales) o disestesias (sensaciones anormales desagradables), varían en gravedad de desagradables a irritantes, a dolorosas.
Para el doctor Sesar, los criterios clínicos para diagnosticar esta patología son cuatro. Primero: la sensación molesta que se define de distintas maneras pero que hace que el paciente necesite de forma imperiosa moverse. Segunda: que la sensación de movimiento alivie el trastorno. Tercera: que ocurra cuando está en situación de reposo. Cuarto: que habitualmente empeore por la tarde-noche. La doctora añade que la principal afectación es la falta de sueño.
Pero existe tratamiento y son muy eficaces. Y es que la enfermedad no tiene cura pero los tratamientos sintomáticos mejoran la calidad de vida. Y es que como no duermen bien por las noches pues durante el día tiene un bajo rendimiento. Incluso no pueden ir al cine porque tienen que levantarse.
De hecho, en algunos pacientes este trastrono se asocia con una falta de hierro. Y solucionando este déficit a veces se soluciona el problema. También puede ser un trastrono relacionado con otra patología y tratando la otra se soluciona este trastrono.
Aún así, tiene una relación con el Parkinson. Ambas enferemdades tienen causas que estÁn relacionadas.
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