martes, 26 de mayo de 2009

Mas niños con reflujo gastroesofágico

Aproximadamente entre un 10 y un 12 por ciento de los niños de hasta 11 años de edad sufre ardores o regurgitaciones después de realizar una comida o durante la noche, síntomas propios del reflujo gastroesofágico, según indicó el jefe de la Sección de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla, Federico Argüelles, durante el XVI Congreso de la Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica, celebrado recientemente en Valladolid.

En condiciones normales, el ácido gástrico se encuentra en el estómago y no pasa hacia el esófago gracias al esfínter esofágico inferior, una válvula que separa el esófago del estómago y que se encarga de impedir que el ácido se filtre y produzca ardores. "Pero en determinadas ocasiones esta válvula falla y entonces se produce el reflujo gastroesofágico", apuntó Argüelles, quien señaló que en los niños es muy frecuente.

"Su esfínter esofágico inferior es anatómicamente más débil, tiene menor capacidad de respuesta y, sobre todo, tiene relajaciones espontáneas muy frecuentes", explicó este experto, que insiste en que cuando estas molestias son constantes y perjudican la calidad de vida del menor, éste debe ser tratado para impedir que llegue a desarrollarse la Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico (ERGE).

En los primeros meses de vida las regurgitaciones son más habituales y afectan a un 65 por ciento de los bebés de entre 4 y 6 meses, con retornos involuntarios a la boca de los alimentos o líquidos ya ingeridos. Alrededor de los 18-20 meses de edad, el 60 por ciento de los casos va desapareciendo; sin embargo, casi la mitad (un 40%) aún persiste. "Entonces hay que poner en marcha medidas posturales y dietéticas, como colocar al pequeño en posición decúbito lateral izquierdo o semisentado y evitar que tome alimentos como el cacao, que relaja el esfínter y aumenta la secreción ácida gástrica", matizó el experto.

No obstante, estas pautas no son eficaces en todos los casos por lo que el tratamiento médico será fundamental cuando el pequeño comience a tener problemas por las noches, no duerma bien y esté agitado, empiece a tumbarse apoyando talones y coronilla o sufra contracciones tónicas del cuello al experimentar un reflujo, escalofríos o degluciones anormales nocturnas, añadió Argüelles.

Desde | ADN

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