¿Qué es el juego?
Cuando alguien recuerda su niñez, instantáneamente se ve a sí mismo jugando. Ser chico está asociado con jugar. A la pelota, a la mamá y el papá, con la muñeca, a las escondidas, a las cartas.
Según la Dra. Mabel Valeria Carosella, pediatra consultada por Pampers , el juego es el principal lenguaje de los niños. Es una actividad natural y necesaria en todas las edades. Los ayuda a crecer, aprender y desarrollarse en todas las áreas de su vida.
Cuando los niños juegan, aprenden a conocerse a sí mismos-su cuerpo, sus reacciones, su carácter-, además de a los demás y al mundo que los rodea. Para los pediatras es una de las puertas de entrada para valorar el desarrollo y la maduración de los bebés y niños. Funciona, sin duda, como un indicador de salud.
¿Por qué es tan importante el juego en los bebés y los niños?
Los chicos aprenden a través de la acción y, a medida que van creciendo, necesitan libertad para explorar y jugar. El juego es uno de los aspectos esenciales del crecimiento, favorece el desarrollo de habilidades mentales, sociales y físicas. Es el medio natural por el cual expresan sus sentimientos, miedos y fantasías de un modo espontáneo y placentero. Hace activo lo que muchas veces sufre pasivamente. Juega no sólo para repetir situaciones placenteras, sino también, para elaborar las que resultaron dolorosas, por ejemplo, los celos hacia un hermanito. En cambio si un nene no juega, hace pensar que algo está sucediendo y, si esta situación se repite, es necesario consultar al pediatra.
Compartir el juego con los chicos es una manera de hacer un intercambio, de contenerlo y de volver a conectarse con una parte de niño que todo adulto lleva adentro. Que los padres jueguen con sus hijos es sumamente valioso para ambos.
¿Contribuye al desarrollo?
Sí. Facilita la adquisición de varias habilidades. Si hablamos de las físicas: agarrar, sujetar, correr, trepar, balancearse. En relación a las vinculadas con el habla y el lenguaje, balbuceo hasta contar cuentos y chistes. Así como las destrezas sociales como cooperar, negociar, competir, seguir reglas, esperar turnos. Además hace a la inteligencia racional ya que les permite comparar, categorizar, contar, memorizar. Y finalmente- y tan fundamental como el resto- permite el desarrollo de la inteligencia emocional: autoestima y compartir sentimientos con otros.
¿Jugando se aprende?
Seguro. Los ayuda a incorporar conceptos vinculados con el cuerpo y sus habilidades y limitaciones. A saber más sobre su propia personalidad: intereses y preferencias. Los ayuda a conocer otras personas, las expectativas que tienen, interpretar reacciones, cómo llevarse con adultos y con otros nenes.
En relación al medio ambiente los ayuda a explorar posibilidades, reconocer problemas y límites. También aprenden de la sociedad y la cultura: roles, tradiciones, valores. Así como a ejercitar el dominio propio: aprenden a esperar, a perseverar, a manejar contratiempos y derrotas. Y a solucionar problemas y tomar decisiones, implementar estrategias, reconocer opciones, escoger y aceptar las consecuencias.
¿El juego depende de la edad que tienen?
Sí. El juego varía a través de las etapas del desarrollo de los niños. Comienzan a jugar al poco tiempo de nacer y va cambiando con el transcurso de las diferentes etapas. Su progreso depende de la interacción de cuatro aspectos fundamentales: maduración biológica, estimulación ambiental, conducta activa del niño y experiencia emocional. Hasta los tres años de edad los chicos juegan de manera individual. Logran jugar a la par de otros, pero en su propio juego. No les interesa competir, ni ganar porque están aprendiendo de las cosas y les interesa ver qué pueden sacar de eso. Después de los tres años empieza el juego cooperativo por el cual comparten y hacen un aprendizaje moral y social.
¿Los juguetes les enseñan a jugar?
No. Aunque parezca redundante y parezca una contradicción, los juguetes no enseñan a jugar. Los papás deben compartir con sus hijos las actividades lúdicas con paciencia y comprensión. Los nenes deben elegir sus juguetes, sin que sean impuestos, ni elegidos de acuerdo a los gustos de los adultos. Sólo es aconsejable que intervengan en la elección cuando seleccionan un juguete no adecuado para su edad. Claro que un juguete puede servir para las sucesivas etapas de la vida y lo que cambia es la manera cómo los niños lo utilizan, ejercitando su imaginación y originalidad.
De hecho al insertar un juguete en una actividad de juego cada vez más compleja, éste requiere de nuevas acciones psíquicas, permitiendo que mantenga su nivel de estimulación. Por ejemplo, si nos referimos al juego de cubos (bloques), que tanto se usa para la estimulación del desarrollo sensorial vemos que: los lactantes toman las piezas, las tiran, las golpean entre sí; cuando gatean llevan las piezas de un lugar a otro, las vacían y llenan; al año y medio las apilan y luego harán filas, puentes o imaginarán que son autos o trenes.
¿A qué les gusta jugar a los bebés y niños?
Antes de los seis meses, se entretienen con su propio cuerpo (mano, boca, pie); con sonajeros, al principio de colores vivos, después transparentes con interior interesante; con móviles; con muñecos y objetos de goma para chupar; con anillos para morder; con ositos de peluche suaves y lavables; con medias de colores vivos; con juguetes que hacen ruido al morderlos, apretarlos o tirarlos; con barras sobre la cuna que tienen objetos colgados que se mueven, hacen ruido al golpearlos, espejos irrompibles; y cuando los adultos les cantan, hablan, juegan.
Cuando tienen entre seis meses y un año, se entusiasman con juguetes que ruedan como pelotas de plástico y chiquitas, que las pueden agarrar con las manos; con juguetes sonoros que hacen ruido al manipularlos; con muñecos de trapo; con juguetes de goma o plástico para divertirse en el agua; con cajas transparentes con un agujero para guardar y esconder; con colchonetas para gatear y siguen disfrutando cuando los adultos les cantan, hablan y juegan.
Al año y medio se entusiasman con muñecas de trapo, goma o felpa; con juguetes para empujar; con recipientes para llenar y vaciar; con recipientes de plástico para tapar y destapar; con pelotas y globos de diferentes materiales; con juguetes que flotan en el agua, tazas, barcos, muñecos lavables; con formas de goma espuma forrada; palas y cubos; con animales y autos de plástico o madera; con libros de cuentos para chupar; con revistas viejas para romper; con rimas y canciones; con cajas o muñecos de música; con telas oscuras.
En tanto a los dos años disfrutan de juguetes transparentes como camiones o autos; juguetes de arrastre; hamacas, toboganes y escaleras; triciclos sin pedales; cubos, palas y material para jugar en la arena; masa de pan teñida; pizarrón o papel para pintar; cuentos de plástico o tela, sólo con ilustraciones; caja de música y canciones infantiles; juego simbólico-platos, ollas, tapas, cocinas-; animales de madera; teléfonos.
A los tres años, les divierte aprender nuevas habilidades; incorporan lenguaje rápidamente; tienen poco sentido del peligro; ganan destreza con las manos y dedos; se frustran rápidamente y son muy independientes aunque todavía dependen; reproducen escenas familiares. Los juguetes preferidos son los triciclos con pedales; objetos para arrojar, cargar y descargar; coches, caballos y todo tipo de juguetes que tenga movimiento; juguetes para el agua; palas y cubos; rompecabezas de hasta 8 piezas; encastres de formas; tijeras de punta redonda; vasos que encajan unos en otros; pizarrón y tizas para dibujar; cuentos fáciles de manejar con buenas ilustraciones; pintura de dedos y brochas; animales y plantas para cuidar; muñecas con sus accesorios (vestidos, cama, peluquería); cocinitas equipadas con utensilios; teléfonos; títeres; telas para disfrazarse; instrumentos musicales (triángulos y panderetas).
Entre los tres y los cinco años, tienen un tiempo de atención más prolongado; se enfrentan a los adultos, son traviesos; hablan y preguntan todo; prueban constantemente sus habilidades físicas; revelan sus sentimientos en juegos dramáticos; les gusta jugar con sus amigos y no perder; comparten y esperan turnos, a veces. En relación a sus juguetes, se entusiasman con los objetos para el agua; las pelotas, coches, aviones, trenes; patines y patinetas; triciclos y bicicletas; rompecabezas de hasta 30 piezas; bancos de carpintero, equipo con martillo, clavos, serrucho; construcciones de madera grandes; tijeras de punta redonda; pegamento; crayon , pinturas de dedos; plastilina y masa para modelar; cds con canciones infantiles y actuales; instrumentos musicales; libros e historias cortas e ilustradas; dominós, juegos de mesa y de cartas sencillos; muñecas que se puedan lavar (es importante que tengan bien detalladas las partes del cuerpo); animales de juguetes; carpas de indios; instrumentos de oficio: jardinería, hospital, bomberos, garaje; teléfonos de juguete; cacharros de cocina; pinturas de maquillaje; ropa y accesorios para disfrazarse; aviones y barcos de juguete.
Desde | Pampers
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