
Este periodo -que también puede darse a las tres semanas y al mes y medio del nacimiento- es de crecimiento y por eso el bebé tiene más apetito. La madre no tiene los pechos tan llenos porque para estos meses la producción de leche materna se ha adaptado a las necesidades del bebé. Además, el lactante vacía el pecho de manera más eficaz y rápida.
Si se coloca el bebé más veces en el pecho, su succión estimula la producción de leche. Esto no sucede si se le da biberón. En cuestión de días el bebé volverá a reducir el número de tomas porque éstas serán más sustanciosas. Así, y en principio, no son necesarios los suplementos con leche artificial. Aunque hay problemas físicos y emocionales que imposibilitan la lactancia natural, son más frecuentes las equivocaciones que dificultan su instauración y mantenimiento.
La falta de contacto precoz, la primera toma tardía, el horario rígido, el vaciado incompleto, la mala postura o la suplementación con biberón son algunos errores frecuentes. Los bebés interactúan con su madre y necesitan su contacto, de ahí que si llora no siempre es porque tiene hambre, y si se calma con la leche materna no es siempre porque necesita comer.
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1 comentario:
Lo que dices en el artículo es muy cierto, yo recuerdo que con nuestro primer hijo tuvimos muchos problemas para adoptarnos y para que su mamá pudiera darle de amamantar correctamente. Afortunadamente encontramos una asociación de lactancia que nos ayudó a salir adelante. Con mi segundo hijo, fue mucho más fácil. Gracias por el consejo.
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