En condiciones favorables, la curva de crecimiento de un chico debería de reflejar su potencialidad genética. Las situaciones adversas, como por ejemplo desnutrición, enfermedades, dieta desequilibrada, etc., repercuten desfavorablemente sobre el crecimiento.
Tanto el ritmo de la maduración corporal como el tamaño y forma finales del organismo son el resultado de una interacción continuada entre la herencia ("factores genéticos") y los "factores extragenéticos".
Son muchos los factores extragenéticos que pueden afectar al crecimiento. Por una parte están los encargados de aportar la energía necesaria para que se produzca el crecimiento: aporte de oxígeno y de nutrientes, junto a todas las estructuras que intervienen en el proceso de respiración, digestión y absorción. Por otro lado están los encargados de convertir las instrucciones genéticas en el aspecto corporal definitivo: son las sustancias hormonales y todos los factores implicados en su funcionamiento. Por último están los órganos efectores, el sistema esquelético, sobre el que actúan los anteriores, y que hace posible la consecución del objetivo genético.
Qué importancia tiene la talla al nacimiento?
Se considera normal una talla al nacimiento superior a 47 cm para los niños que nacen a término. A los que nacen con una talla inferior, los denominamos "Retrasos del crecimiento intrauterino (RCIU)" y afecta a niños que han sufrido algún problema durante la gestación.
Aunque lo importante es la talla, por lo general y por cuestiones prácticas, el diagnóstico de RCIU se suele hacer más a menudo en función del peso al nacimiento. El criterio más empleado es el de un peso al nacimiento por debajo de 2.500 gr en el recién nacido a término.
En los países desarrollados, la incidencia del RCIU oscila entre un 4 y un 7% de los recién nacidos. Las causas que lo provocan pueden ser de origen ambiental, por problemas del feto, de la madre o de la placenta.
La malnutrición materna es, sin duda, la causa más frecuente en todo el mundo, pero su incidencia en los países desarrollados es escasa. En éstos, y de manera aproximada, las enfermedades vasculares de la madre suponen un 25-35% de los casos; los problemas fetales supondrían entre un 10-15%; y las infecciones, el consumo de alcohol, tabaco o de otras drogas, supondría otro 10-15%. En el resto de los casos no se logra identificar una causa responsable del retraso de crecimiento.
En la mayoría de los casos (alrededor del 80-85%) se produce una recuperación postnatal del crecimiento. Esta puede ser total o parcial y tiene lugar, habitualmente, durante el primer año de vida y, sobre todo, durante los seis primeros meses. Después del primer año de vida, las posibilidades de recuperar el crecimiento perdido disminuyen y, por encima de los cuatro años, son prácticamente inexistentes.
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