miércoles, 23 de diciembre de 2009

Hijos de padres separados: la Navidad partida en dos

“-Este año yo pasaré la Navidad con mi mamá y mi abuelita; y a ti, ¿con quién te toca?”, pregunta Magdalena (8) a su amiga. “-Con mi mamá también, porque el año pasado la pasé con mi papá, en su casa”, le responde María Jesús (9), sentada en un banco de la plaza frente al condominio donde viven. Y aunque a simple vista parezca un diálogo triste, las niñas hablan con tranquilidad; ambas parecen estar conformes con lo que les toca, y lo aceptan así, conformes.

Este es muchas veces el escenario en que los niños viven la Navidad. Las cifras de separación matrimonial aumentan cada año y, por lo tanto, que las familias pasen la Navidad por separado se está volviendo para muchos hogares un hecho cotidiano. Y para la psicóloga y terapeuta familiar Sandra Benadretti, "no hay por qué pensar que para los hijos de padres separados sea triste pasar la Navidad con sólo uno de sus padres".

Y continua: "Si el proceso de separación ha sido respetuoso con el niño, es decir, si ambos padres a pesar de no ser pareja han seguido asumiendo su rol de padres unidos, el niño lo entenderá como una consecuencia lógica, y no como un hecho traumático. ¿Porqué sería malo para un niño de padres separados pasar la Navidad sólo con su mamá o su papá, si su vida está determinada y ordenada así?".

La responsabilidad de los padres

Para que los niños de padres separados enfrenten sin dificultad eventos cargados de emocionalidad como la Navidad, el año nuevo o su cumpleaños, los padres debe construir para él un ambiente seguro y lleno de cariño.

Como señala Sandra Benadretti, “lógicamente es traumático para un niño pasar la Navidad con su papá si ve que su mamá se queda llorando en la casa. Los padres son responsables de no hacer sentir al niño culpable por compartir una fecha como la Navidad o el año nuevo con uno, y no con el otro. Si no es así, al niño se le genera un conflicto de lealtades que además de no dejarlo disfrutar en paz de la celebración, le complica en la relación cotidiana que tiene con sus padres”.

Aunque puede ser muy doloroso para una mamá o un papá separarse de su hijo para la navidad, especialmente cuando los niños son pequeños, es importante asumirlo con tranquilidad sobre todo por el bien del hijo. “Y el asumirlo implica una actitud interna y externa, porque aunque los niños sean chicos perciben si sus papás están tristes o angustiados, aunque aparenten otra cosa. Por eso es importante que los padres eviten frases como ‘vayan tranquilos, yo me voy a quedar solo, pero no importa’. Ahí hay un doble discurso que los niños perciben perfectamente, por lo tanto, el decir ‘Ve y disfruta la Navidad con tu papá y no te preocupes, porque yo voy a estar muy contenta de que tú lo pases bien y estés contento’, es sin duda una postura diferente, y los niños son capaces de notarlo”, agrega la psicóloga.

Este año tú, el otro yo

Para acordar en qué fechas le corresponderá a cada padre pasarlo con su hijo, es fundamental ser equitativo e ir alternando el orden. Así, el niño podrá disfrutar un año la Navidad con su mamá y el siguiente con su papá, porque es muy importante darle al hijo la oportunidad de compartirla con ambos, ya que esta fecha parece ser una de las más significativas.

En este sentido, es fundamental que el ponerse de acuerdo respecto a quién le toca pasar la navidad, el año nuevo o el cumpleaños con el hijo, sea un problema resuelto sólo por los padres. En opinión de Sandra Benadretti, “por ningún motivo se debe hacer participar al niño en este tipo de decisiones, porque eso es hacerlo elegir entre su mamá y su papá. Idealmente, una vez resuelto este dilema, los padres deben reunirse con el hijo y contarle lo que han acordado”.

En ocasiones, algunas familias de padres separados -pensando en el beneficio de sus hijos- acuerdan pasar la Navidad juntos, pero a juicio de la psicóloga aunque esa es una muy buen intención, muchas veces puede jugar en contra de los padres y de los niños. “Lo que sucede es que aunque los papás no lo quieran así, existe el riesgo de que se generen discusiones que empañen la celebración, o que aunque todo funcione perfectamente, los niños -chicos y grandes- se creen falsas expectativas respecto a una posible reconciliación de los padres”, explica.

Por eso, la profesional recomienda que así como el resto del año el niño comparte las fechas especiales con uno de sus padres alternada y equitativamente, en Navidad no cambie demasiado el estilo de relacionarse ellos. Lo fundamental es proporcionarle a los hijos un ambiente seguro y protegido, y una forma de hacerlo es respetando el orden que establecieron los padres al momento de separarse. Como indica la psicóloga, “la Navidad no tiene por qué ser un momento triste si el niño entiende la separación de los padres como la única alternativa posible. Puede ser una fiesta maravillosa si a pesar de no disfrutarla con los dos al mismo tiempo, los siente a los dos unidos como padres, aunque como pareja se hayan separado”.

Desde | Yo Mujer

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