La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) ha presentado recientemente el libro Psicología y Nutrición, una obra promovida por Kellogg´s que incluye un estudio donde por primera vez se evidencian importantes relaciones entre factores psicológicos, nutricionales y de actividad física en la población infanto juvenil.
En este estudio, llamado Krece Plus, han participado 430 niños (de edades comprendidas entre 4 y 14 años), a quienes pediatras de atención primaria les han aplicado por primera vez en sus consultas el test Krece Plus, herramienta avalada por la Asociación Española de Pediatría.
Los datos del test nutricional ponen de manifiesto que hay un número considerable de niños con problemas de nutrición, ya que hasta un 49 por ciento de los niños estudiados se encuentran a un nivel medio o bajo de nutrición (19 por ciento y 24 por ciento, respectivamente). Además, en la muestra estudiada se observa una prevalencia de niños con sobrepeso y obesidad del 16 por ciento. Los resultados han reflejado que estos niños tienen una puntuación más baja y presentan ciertas anomalías en el test psicológico, donde se evalúa la motricidad, el desarrollo cognitivo y lingüístico y las relaciones sociales y afectivas.
En este sentido, Francisco Rodríguez Santos, profesor de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid, y uno de los autores de Psicología y Nutrición, asegura que "los niños con más preocupaciones, y que presentan un nivel de ansiedad elevado tienen peor nivel nutricional y riesgo de presentar en la adolescencia trastornos de la conducta alimentaria".
Desayuno y actividad física
Los niños del estudio que no desayunan presentan sospechas de retraso en áreas tan importantes como la motricidad y la socialización y su rendimiento físico son menores. El test nutricional vuelve a demostrar que esta comida sigue siendo la asignatura pendiente (el 8 por ciento de los niños no desayunan).
Los especialistas que han participado en el libro recalcan la importancia del desayuno ya que, entre otras cosas, mejora el rendimiento físico e intelectual, ayuda a una distribución correcta de las calorías y a mantener un peso adecuado.
Por último, los menores del estudio que realizan menos actividad física pueden presentar mayores sospechas de alteración en algún área del desarrollo psicológico, así como dificultades para relacionarse con los demás y problemas de motricidad. Asimismo, el análisis ha demostrado que los niños con menor actividad física, consumen más golosinas y aumentan la frecuencia de ingesta de 'comida basura'.
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